Mi primera entrada en este blog ha de ser de agradecimiento a esa maravillosa gente que trabaja para Turkish Airlines, ya que permitieron a Freya (mi gatita) volar en cabina conmigo desde Alemania a Turquía, a pesar de la prohibición para los animales domésticos con más de 6 kilos de peso, incluido el transportín (Freya casi llegaba a 9 con transportín de tamaño (considerable) apto para su viaje en bodega) y es que esta gente, esta cultura (la turca), es así; el poder que tiene una conversación, una súplica y unos sentimientos.
Una servidora se hermana de nuevo con la raza humana al comprobar como un "imposible", "una batalla perdida" se convierte en un "Entiendo vuestra desesperanza y veamos como lo podemos solucionar". Tiempo después Freya vuela en el asiento de al lado, con una transportín más grande del autorizado y con casi 9 kilos de peso, sin peligro alguno para la seguridad del avión ni para los pasajeros y todos tan felices.
Es muy alentador ver que en ciertas culturas, el arte de la palabra sigue encontrando el camino al corazón, aún cuando existan leyes que nos separen de nuestro lado más humano. Turquía aún lo conserva y esperemos que nunca lo pierda, ya que es una de sus señas de identidad.
Gracias Turkish Airlines (THY)!
La vida está llena de INCONGRUENCIAS, ahí las hay de una forma y en cada lugar de otras... pero un punto en común es que están en todos sitios... y en todas las personas, solo hay que observar.
ResponderEliminarLuisa.
Pero me parece muy tierno y heroico que se ignoren las leyes anteponiendo los sentimientos...ojala se hiciera mas a menudo y en mas circunstancias... fue algo de gran generosidad.
ResponderEliminarLuisa.